miércoles, 28 de septiembre de 2011

Ho'Oponopono


“No existe nada en el universo si no existe en tu pensamiento”

Hace unos años oí hablar de una técnica hawaiana de sanación de nombre impronunciable, Hooponopono. Lo que más me llamó la atención fue leer que su creador el Dr Len había vaciado toda una planta de enfermos mentales de un hospital psiquiátrico utilizando esta técnica milenaria. Y lo más curioso es que para ello no necesitó visitar a ninguno de los pacientes, simplemente cada día se sentaba y limpiaba en él lo que había provocado que esas personas se comportasen como lo hacían. 

Ho’O significa “causa” en hawaiano y Ponopono significa “perfección”. HoOponopono significa “perfeccionar la causa” o “rectificar un error”. Según los antiguos hawaianos, el error proviene de pensamientos que se mancharon con las memorias dolorosas del pasado. HoOponopono ofrece una forma de liberar la energía de estos pensamientos dolorosos, o errores, que son los causantes del desequilibrio y de las enfermedades.

¿Pero cómo pudo alguien vaciar una sala de un hospital entera sin ni siquiera ver a los pacientes simplemente trabajándo en él mismo?

Uno de los conceptos más largamente extendidos últimamente es el de que nosotros creamos nuestra realidad. Somos creadores. Esto quiere decir que todo lo que está en tu realidad, está ahí porqué tú lo has creado a través de tus pensamientos y tus creencias. Ese todo incluye la habitación y todo lo que en ella se encuentra, las situaciones a las que en este momento haces frente en tu vida, te gusten o no, y las personas con las que te relacionas o con las que compartes tu vida o tus experiencias. Cuando decimos todo, es TODO.

Seguro que habrás oído la frase de que CREAMOS lo que CREEMOS, es decir son nuestras creencias las que determinan nuestras experiencias vitales. Esas creencias o programas repetitivos son la “causa” y la situación que vivimos es el “efecto”.

Causa y Efecto

Uno de los mayores errores con los que habitualmente nos enfrentamos es que ante una situación que no nos gusta, sea esta económica, de trabajo o de cualquier otro tipo tendemos a actuar sobre el “efecto”, lo que está pasando en lugar de centrarnos en la “causa” lo que lo provoca. Eliminar el “efecto”, sea esto cambiar de trabajo, implementar un nuevo producto, enviar otra solicitud, no es la solución ya que si la “causa” continúa lo único que veremos es una “repetición” de más de lo mismo pero en un ambiente diferente. ¿Te suena?

Algo que me resultó curioso y me hizo pensar cuando empecé a investigar sobre esta técnica es una pregunta que te planteo: Piensa en tus problemas, todo aquello que te preocupe o te inquiete en este momento. ¿Ya lo tienes? Bien, ahora va la pregunta, ¿Qué tienen en común todas estas cosas? Te dejo un poco de tiempo para que pienses…

Cuando estás en tu casa y sigues enfadada por lo que tu jefe te dijo antes de irte, ¿Dónde está tu jefe? (probablemente en su casa tranquilamente…) Si tu jefe ya no está presente, ¿Dónde está “tu jefe”?

Seguramente habrás llegado a la conclusión de que lo que tienen en común todos tus problemas es a TI… ¿Curioso? ¿No te has dado cuenta de que siempre que TE pasa algo, tú estás presente?

Todos nuestros problemas tienen algo en común, NOSOTROS MISMOS. Por lo tanto ¿no cabría pensar que el origen de todos esos problemas estuviese en algún lugar dentro de nosotros en lugar de ahí afuera?

Seguro que habrás ido alguna vez al cine, te habrás sentado en tu butaca y te habrás enfocado en la pantalla con tus palomitas (si te gustan) a la espera de que la “proyección” o la “película” empiece. A pesar de que la película se “proyecta” sobre la pantalla y tú la ves allí, sabes que realmente donde está es en el proyector. Si la imagen está desenfocada, no se te ocurriría corregirla sobre la pantalla sino en el proyector.

Tenemos por lo tanto, la película, la pantalla de cine y el proyector.

La película es lo que experimentamos. Puede ser una película de miedo, o una película de amor, una película que nos provoque una sonrisa o un melodrama. La película es nuestra vida.

La pantalla de cine es sobre lo que proyectamos esa película, es lo que vemos ahí afuera. La situación que nos molesta, la persona que nos saca de quicio, la enfermedad que no nos deja vivir, etc.

El proyector es nuestra mente donde realmente se encuentra el origen o la “causa” de eso que vemos y experimentamos. ¡Realmente la película está en nuestra mente! Todo lo que vivimos no es más que un guión que nosotros escribimos y en el que invitamos a determinadas personas a participar. Si la película no te gusta, ¡cambia el guión! ¡Tú eres el director!

Si nuestra mente está en paz, experimentaremos paz independientemente de las situaciones que tengamos que afrontar. Si nuestra mente por el contrario está en guerra, eso será lo que experimentaremos día a día.

Todo cambio por lo tanto tiene que hacerse sobre la “causa”, el pensamiento o los programas repetitivos que tenemos en nuestra mente que están generando el “efecto” que observamos y queremos modificar.

El Ho’Oponopono es una técnica en la que asumes el 100% de responsabilidad sobre lo que acontece en tu vida.

Si la causa está en mí, en los programas y las memorias que tengo en mi mente, yo soy 100% responsable de todo lo que sucede en mi vida. (Fíjate bien que digo “responsable” y no “culpable”)

Si por ejemplo no encuentro trabajo, el problema no está en el gobierno, en la crisis, en que no sepa que quiero conseguir, en que nos tenga "padrino", en mi mala suerte, etc. Eso sería el “efecto”. La “causa” estaría en los programas, memorias o creencias que guardo en mi mente subconsciente que están provocando esta situación.

Lo mejor de esta técnica es que no tienes porqué ser consciente de cuál es el programa, creencia o pensamiento que dio lugar a esa situación o emoción. Está situación está ahí como una oportunidad para cambiar tu percepción o “corregir el error” que dio lugar a esa vivencia. De hecho es muy difícil que sepas cual es la “causa” que está actuando dado que la mente consciente solo puede procesar 15 bits de los 15 millones de bits que ese suceso contiene. De ahí que en ocasiones nos rompamos la cabeza intentando saber o comprender un suceso que está pasando para acabar agotados y con la misma poca claridad que al principio. Lo mejor es lo que tantas veces hemos oído de confiar, rendirnos y soltar esa necesidad de comprender o saber.

Si piensas en un iceberg, la mente consciente sería la parte que sobresale del agua y la mente subconsciente la parte que está sumergida. De ahí que en ocasiones aunque conscientemente pongamos la intención en algo, le demos energía y enfoque, no lo consigamos dado que la “resistencia” desde nuestra mente subconsciente es muchísimo mayor que el impulso que estamos poniendo desde nuestra parte consciente. Esta es la razón de que “el secreto” no siempre nos “funcione” dado que en la fórmula del “Pide y se te Dará” el paso de “permitir” depende de nuestra mente “subconsciente”.
El propósito de la vida es ser restaurada de regreso al Amor, momento a momento. Para alcanzar este propósito, el individuo debe reconocer que él es 100% responsable por haber creado su vida tal cual es. Él debe llegar a ver que son sus pensamientos los que han creado su vida tal cual es, momento a momento. Los problemas no son las personas, no son los lugares, no son las situaciones, sino los pensamientos que tenemos a cerca de ellos. Él debe llegar a comprender que no existe tal cosa como “allá afuera”. Dr Ihaleakalá Hew Len

La técnica es muy sencilla y muy efectiva. La he puesto en práctica en muchas situaciones con resultados increíbles. Simplemente asumes el 100% de la responsabilidad de lo que está pasando, te pides perdón por tu precepción errónea (dado que no estamos viendo la realidad de esa situación sino sólo el reflejo de las memorias o programas que tenemos en nuestro subconsciente), das las gracias por la oportunidad de ser consciente de algo en tu subconsciente (que no podrías saber que está ahí si esa situación no te lo reflejase) que necesitas limpiar o sanar y dices te amo ya que todo problema no es más que una falta de amor.

Si esta entrada te ha “intrigado”, te dejo un webminario donde podrás aprender cómo empezar a ponerla en práctica.

 

De momento ya puedes empezar simplemente diciendo: “Lo siento, Te amo” (ocurren milagros cuando simplemente aplicas estas dos palabras a una situación o a alguien asumiendo que lo que estás viendo no es más que una proyección de tu mente subconsciente, que asumes la responsabilidad sobre lo que está pasando y quieres liberarlo).

Cuando le preguntaron al gran maestro Miguel Angel acerca de su obra “El David”, él dijo: “La imagen siempre estuvo ahí, lo único que hice fue remover unos cuantos escombros para descubrirla.”
Nuestro SER siempre ha estado ahí, esperando a que le liberemos de toda la basura (¡PU!) que le hemos echado encima.

Lo siento, te amo.

© Iciar Piera Iglesias


NOTA: Mabel Katz estará en Madrid el 12-13 de Noviembre impartiendo un seminario de Ho'Oponopono. Si estás interesado en asistir envíame un mail a través de mi página web con tu dirección y te haré llegar la información.






martes, 27 de septiembre de 2011

¿Víctima o Creador?

En la vida, la actitud lo es todo. Las circunstancias que han moldeado nuestras vidas son tan únicas e individuales como lo son nuestras personalidades - no hay dos que sean iguales - y sin embargo nuestra habilidad para crecer como individuos, evolucionar en seres más compasivos, amorosos y concientes, no depende de lo que nos ha sucedido, sino de nuestra actitud hacia estas situaciones. Cuando nos enfrentamos con lo más difícil, ¿qué hago, retrocedo o avanzo? ¿Me resisto o abrazo la situación para crecer más?

En última instancia, son dos las actitudes que tomamos en la vida: la de ser una víctima o un creador. La víctima no ve la belleza, ni la abundancia, ni la perfección que yace en cada momento, porque tiene una idea de cómo las cosas tendrían que ser, una idea que muy raramente se confirma, una idea que siempre está en contra de lo que realmente es. Esta inconformidad es enojo, es rabia - enojo con la vida, enojo con Dios - pero en la víctima se manifiesta como algo pasivo, una pesadez depresiva, inerte y hasta desinteresada, mostrándose más como tristeza que como rabia. Es odio a uno mismo, violencia hacia uno mismo. Esto es un rechazo fundamental a lo que es: es violencia hacia la vida misma.

La única forma de romper con este victimismo hacia la vida es tomando el rol de creador. Un creador alaba su creación; la víctima la critica. Un creador vive en apreciación; la víctima se queja, no tomando responsabilidad. Son totalmente opuestos. El creador abraza lo que sea que se presenta en su camino. Tiene un SI para todo, y entonces la vida es vivida en abundancia. La víctima, por otra parte, es resentida y negativa. No puede ver la perfección ni la belleza porque tiene una idea rígida de cómo las cosas tendrían que ser. Envuelto en un manto de pasividad, ésta es la rabia máxima: el rechazo a la existencia, la negación de lo que es.

Cuando sea que miro mi vida con un NO, con una idea mejor de cómo tendrían que ser las cosas, estoy rechazando la vida. Como no puedo controlar, entonces no voy a jugar. Como no puedo entender, no voy a aceptar. Así es el extremo obsesivo de un intelecto miedoso, sus complicaciones le chupan toda la dicha a la vida. La conciencia, en cambio, vive en unión con el corazón, no hay preguntas allí. Cuando tú eres lo absoluto la necesidad desesperada por entender desaparece, es absorbida por la alegría preñada de ser puro. El corazón no quiere nada más cuando ha encontrado el amor.

¿Cómo puedo transformarme de víctima en creador? Enfocándome en la conciencia, en la profundidad silenciosa que yace dentro de todos nosotros, hasta que me transforme en una mente sin pensamiento. ¿Por qué? No hay por qué. Solo es. Es solo la experiencia de ser eso. Cuando ves tu resistencia, déjala ir. Recuerda que cuando puedo fluir, cuando me entrego, estoy siendo Dios. Cuando peleo, soy ese niño resentido que no quiere tomar responsabilidad: hay algo que podría ser mejor en este momento...eso es injusto... Eso no es verdad. Porque Dios es todo. Dios es todo. Tú eres Dios en todo y todo es tu creación. Y Dios es dicha.

Os dejo el trailer de su película: ¿Por qué caminar si puedes volar?









viernes, 16 de septiembre de 2011

El Helecho y el Bambú



Un día decidí darme por vencido…renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi vida. Fui al bosque para tener una última charla con Dios. 'Dios', le dije. '¿Podrías darme una buena razón para no darme por vencido?'

Su respuesta me sorprendió…'-Mira a tu alrededor', Él dijo.

'Ves el helecho y el bambú?' - 'Sí', respondí. 'Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. Les di luz. Les di agua.

El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla de bambú.

Sin embargo no renuncié al bambú. En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú.

-Pero no renuncié al bambú.' Dijo Él.'En el tercer año, aun nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié' me dijo.

'En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú.'No renuncié' dijo.

'Luego en el quinto año un pequeño brote salió de la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante.

Pero sólo 6 meses después el bambú creció a más de 100 pies de altura (20mts). Se había pasado cinco años echando raíces. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.

'No le daría a ninguna de mis creaciones un reto que no pudiera sobrellevar'.

Él me dijo.

'¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces?'. 'No renunciaría al bambú. Nunca renunciaría a ti. 'No te compares con otros' me dijo.

'El bambú tenía un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos eran necesarios y hacían del bosque un lugar hermoso'.

'Tu tiempo vendrá' Dios me dijo. '¡Crecerás muy alto!'

'¿Qué tan alto debo crecer?' pregunté. '¿Qué tan alto crecerá el bambú?' me preguntó en respuesta . '¿Tan alto como pueda?' Indagué.

Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida. Continúa…

La felicidad te mantiene Dulce. Los intentos te mantienen Fuerte. Las penas te mantienen Humano. Las caídas te mantienen Humilde. El éxito te mantiene Brillante. Pero sólo Dios te mantiene Caminando...

Si no consigues lo que anhelas, no desesperes... quizá sólo estés echando raíces...






lunes, 12 de septiembre de 2011

No estás haciendo nada mal



"Jamás olvides que tu vida es más grande que tus miedos, que tus fuerzas son mayores que tus dudas y aunque tu mente esté confundida, tu corazón siempre sabrá la respuesta. Con el tiempo, lo que hoy es difícil, mañana será un desafío superado. Pelea por lo que realmente sientes ...Y ten la virtud de saber esperar, porque todo lo que tiene que ser, será".
Si me sigues a través de este blog o en mi página de facebook os habréis dado cuenta de mi silencio durante los últimos dos meses de verano.

Este silencio se debió a una profunda crisis personal y profesional que me hizo replantearme no sólo muchas de las cosas que estaba haciendo sino el cómo las estaba haciendo.

Llegué al mes de junio con una gran cansancio físico, mental y emocional. Parecía que mi cuerpo no me acompañaba, simplemente me apetecía "vegetar" y dormir. Dentro de mi se libraba una batalla entre lo que "creía" hasta ese momento y algo nuevo que parecía que echaba por tierra los cimientos que tanto me había costado construir. Muros levantados y alimentados durante años empezaron a resquebrajarse dejándome con una gran sensación de "incertidumbre", "tristeza", vacío y falta de propósito. No es algo que ocurriese de un día para otro, ya llevaba su tiempo gestándose...

Los que me seguís a través de este espacio ya sabéis que una de las cosas que más me gusta hacer es leer. En otro de mis blog donde comparto algunas de mis lecturas, suelo definirme como una "yonki" de la lectura. ¡Nada más cierto!

Una de las cosas que más me llamó la atención de este proceso es que no me apetecía nada leer, ni siquiera hacer algún curso. Todo lo que llevase el sello de "mejora personal" me echaba para atrás. Era como si mi cuerpo me dijese NO. Sentía que mi cuerpo me decía que tenía que parar ( de hecho me paró ya que mi falta de energía me impedía hacer muchas cosas) y vaciar mi mente de todo lo aprendido para de esta manera dejar espacio para algo diferente....

Y me dejé llevar por el proceso sin salvavidas y sin saber a donde me llevaría.

Dejé de escribir mis boletines, de escribir en el blog, de compartir en el facebook. No contestaba mis llamadas profesionales y tampoco devolvía los mails (a los que os haya tocado os pido disculpas). Me alejé de algunas personas porque así lo sentí, sin juicios, simplemente porque algo dentro de mi me lo pedía. Y me rendí.

Solemos equiparar el estar mal, sentirnos desanimados, tristes, faltos de respuestas con el estar haciendo algo mal. Nos echamos las culpas y nos comparamos con los demás para salir perdiendo en la comparación. Nos decimos cosas como, no avanzo, a mi nada me funciona, estoy estancado porque establecemos una equivalencia entre estar alegre y estar haciendo las cosas bien y estar mal y estar haciendo las cosas mal. Hacemos una equivalencia entre el Ser y el Hacer. A nuestro "ego" le encanta jugar a este juego de los juicios, bueno y malo, me gusta, no me gusta... Una de las primeras cosas que comprendí en este proceso es que todo juicio proviene del "ego" y siempre lleva al sufrimiento. ¡SIEMPRE!

De la misma manera que el gusano de seda necesita un proceso para poder convertirse en mariposa y no podemos acelerarlo porque lo mataríamos; o el barro necesita de altas temperaturas para convertirse en vasija, en ocasiones también nosotros necesitamos de estas pequeñas o grandes "muertes" para renacer a algo nuevo. Son nuestras pequeñas "resurreciones".

Lo que me gustaría transmitirte en esta entrada es que si estás pasando por un momento de crisis personal o profesional (y estos momentos de cambio que vivimos son propicios para ello), si tienes una sensación de vacío, de falta de propósito. Si en tu interior no encuentras las respuestas que buscas..., no te critiques por favor. ¡Cuídate! ¡Cuídate mucho! Los juicios no hacen más que añadir más dolor al dolor del momento que estás viviendo. No creas que estás haciendo algo mal, no le pongas etiquetas a la situación.

Se lo doloroso que puede ser el estar en el túnel sin ver nada alrededor, sin tierra firme bajo tus pies, sin nada a lo que aferrarte, sin respuestas, mirar alrededor y sentir que eres un bicho raro. ¡Te aseguro que no lo eres!

No hagas nada para evadirte o intentar huir de esa situación, no lo evites porque probablemente las muletas que has estado utilizando hasta ese momento ya no te valgan. Simplemente deja que el proceso SEA, permítete sentir las emociones que sientes, no te resistas y confía en que esta situación es lo que necesitas en este momento, el siguiente paso en tu evolución.

Recuerda que nuestro SER no sufre, nadie puede hacerle daño. Siempre ES y SERÁ. Nada puede perturbarlo. Solo nuestro cuerpo mental y emocional sufren.

Cuando te rindes al proceso, dejas SER, cedes el control a esa parte de ti que siempre ha estado esperando que le cedas el timón y permites que tu luz vuelva a brillar con una intensidad diferente.

© Iciar Piera Iglesias

*** El cuadro que aparece en esta entrada es "Miranda, La tempestad" de John William Waterhouse.






jueves, 8 de septiembre de 2011

Nadie (Paulo Coelho)

"Nadie alcanza la meta con un solo intento,
ni perfecciona la vida con una sola rectificación,
ni alcanza altura con un solo vuelo."

Un escrito de Paulo Coelho







lunes, 5 de septiembre de 2011

El anillo del Rey


Érase una vez un rey muy poderoso que reinaba un país muy lejano. Era una buena persona, pero tenía un problema: era un rey con dos personalidades.

Había días en que se levantaba optimista, eufórico, feliz. Ya desde la mañana, esos días aparecían como maravillosos. Los jardines de su palacio le parecían más bellos. Sus sirvientes, por algún extraño fenómeno, eran amables y eficientes esas mañanas.

En el desayuno confirmaba que se fabricaban en su reino las mejores harinas y se cosechaban los mejores frutos. Esos eran días en que el rey bajaba los impuestos, repartía riquezas, concedía favores y legislaba por la paz y por el bienestar de los ancianos. Durante esos días, el rey accedía a todos los pedidos de sus súbditos y amigos.

Eran grandes días en los que se sentía capaz de grandes proyectos y confiaba en sí mismo.

Sin embargo, había también días pesimistas…

Eran días negros. Desde la mañana se daba cuenta de que hubiera preferido dormir un rato más. Pero cuando lo notaba ya era tarde y el sueño lo había abandonado.

Por mucho esfuerzo que hacía, no podía comprender por qué sus sirvientes estaban de tan mal humor y ni siquiera lo atendían bien. El sol le molestaba aún más que las lluvias. La comida estaba tibia y el café demasiado frío. No lo apetecía recibir a nadie. No confiaba en sí mismo ni en el futuro.

Durante esos días, el rey pensaba en los compromisos contraídos en otros tiempos y se asustaba pensando en cómo cumplirlos. Esos eran los días en que el rey aumentaba los impuestos, incautaba tierras, apresaba opositores…

Temeroso del futuro y del presente, perseguido por los errores del pasado, en esos días legislaba contra su pueblo y su palabra más usada era NO.

Consciente de los problemas que estos cambios de humor le ocasionaban, el rey llamó a todos los sabios, magos y asesores de su reino a una reunión.

—Señores –les dijo— todos ustedes saben acerca de mis variaciones de ánimo. Todos se han beneficiado de mis euforias y han padecido mis enojos. Pero el que más padece soy yo mismo, que cada día estoy deshaciendo lo que hice en otro tiempo, cuando veía las cosas de otra manera.

Necesito de ustedes, señores, que trabajen juntos para conseguir el remedio, sea brebaje o conjuro que me impida ser tan absurdamente optimista como para no ver los hechos y tan ridículamente pesimista como para oprimir y dañar a los que quiero.

Los sabios aceptaron el reto y durante semanas trabajaron en el problema del rey. Sin embargo todas las alquimias, todos los hechizos y todas las hierbas no consiguieron encontrar la respuesta al asunto planteado. Entonces se presentaron ante el rey y le contaron su fracaso.

Esa noche el rey lloró.

A la mañana siguiente, un extraño visitante le pidió audiencia…

Era un misterioso hombre de tez oscura y raída túnica que alguna vez había sido blanca.

—Majestad –dijo el hombre con una reverencia—, del lugar de donde vengo se habla de tus males y de tu dolor. He venido a traerte el remedio.

Y bajando la cabeza, acercó al rey una cajita de cuero.

El rey, entre sorprendido y esperanzado, la abrió y buscó dentro de la caja. Lo único que había era un anillo plateado.

—Gracias –dijo el rey entusiasmado— ¿es un anillo mágico?

—Por cierto lo es –respondió el viajero—, pero su magia no actúa sólo por llevarlo en tu dedo…

Todas las mañanas, apenas te levantes, deberás leer la inscripción que tiene el anillo. Y recordar esas palabras cada vez que veas el anillo en tu dedo.

El rey tomó el anillo y leyó en voz alta:

Debes saber que ESTO TAMBIÉN PASARÁ.

El visitante le dijo: - TODO PASA. Ninguna cosa y ninguna emoción son permanentes. Todo viene y va como el día y la noche. Habrá momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la vida; es la naturaleza misma de la existencia."